Alberto Blanco
La ciencia me enseñó
que el sol no es el centro del universo;
el sol me enseñó
que la ciencia tampoco.
Bio
Alberto Blanco nació en la Ciudad de México, donde pasó su infancia y adolescencia. Cursó estudios universitarios de química en la Universidad Iberoamericana, donde se graduó con mención honorífica, y de filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México. Después, por dos años, cursó estudios de maestría en Estudios Orientales, en el área de China, en El Colegio de México. Su primera publicación en una revista data de 1970. Fue coeditor y diseñador de la revista de poesía El Zaguán (1975-1977), y becario del Centro Mexicano de Escritores (1977), del Instituto Nacional de Bellas Artes (1980) y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (1990). En 1991 recibió una beca Fulbright, para hacer una residencia en la Universidad de California, Irvine; y en 1992 una beca de la Fundación Rockefeller. Ingresó en 1994 al Sistema Nacional de Creadores, del cual también fue jurado. En 2008, recibió la Beca Guggenheim. En 2018 fue nombrado Creador Emérito en México.
Blanco ha sido invitado a participar en muchos de los más importantes festivales de poesía del mundo, y ha ofrecido múltiples cursos, talleres, lecturas y conferencias en muchas ciudades de México y del extranjero, incluso lecturas y conferencias en unas cincuenta universidades, museos e instituciones de Estados Unidos así como en Francia, Canadá, Alemania, España, Italia, Colombia, Irlanda, El Salvador, Chile, Bélgica, Suecia, Dinamarca, Islandia, Estonia y Finlandia.
El liquidámbar
A veces, cuando los pájaros cantan
con gran arte, lo mismo en las altas notas
que en los largos silencios
entre las ramas del liquidámbar
Y un perro ladra a la distancia
en respuesta a otros perros
todavía más distantes
aquieto mi respiración y escucho
Mi mundo da la vuelta y se hace uno
como fue, es, y ha sido siempre
por miles y miles de años: el pájaro
el árbol, el perro, el viento… mis hermanos
Y mi alma se convierte entonces en un mirlo
un liquidámbar, un labrador, un viento del sur
que regresa a casa para hacer una pregunta
que yo no puedo todavía contestar
SEGUNDA LECCIÓN DE GEOMETRÍA
En el principio hay un punto.
No tiene dimensión ni tiene sentido.
Es infinitamente pequeño
y es eterno: no depende del tiempo.
Una línea -por larga o corta que sea-
tiene un número infinito de puntos.
Una superficie -por chica o grande que sea-
tiene un número infinito de puntos;
infinitamente mayor que el número de puntos
en una línea, y -sin embargo- igual.
Un volumen -por inmenso o diminuto que sea-
tiene un número infinito de puntos;
infinitamente mayor que el número de puntos
en una área o en una línea, y -sin embargo- igual.
Cualquier cuerpo de cuatro dimensiones
tiene más puntos que un volumen,
una superficie o una línea,
y -simultáneamente-
el mismo: infinito.
TEORÍA DE LA RELATIVIDAD
Los problemas no se resuelven,
sólo van ocupando menos y menos espacio.
Los problemas son reales, pero tienen límites.
Los problemas no crecen,
lo que crece es la conciencia de ser,
la visión.
Los problemas cambian constantemente de forma.
La visión no; conserva siempre
la misma forma,
pero cambia de tamaño.
Por eso resulta correcto decir
que sólo el error cambia,
como también es cierto
que la visión es totalmente fluida
y que allá afuera hay un viento terrible
y que su capacidad de transformación es asombrosa.
TEORÍA DEL ESPACIO
Vamos a comenzar por el principio:
Estamos aquí.
Ustedes lo saben tan bien como yo.
Unidos por la palabra estamos aquí.
Al servicio de una voz estamos aquí.
Leyendo entre líneas estamos aquí.
Al pie de la letra estamos aquí.
¿Acaso conocemos otro punto
de partida que el estar aquí?
Nunca hemos estado en otro lugar.
Nunca hemos conocido otro tiempo.
Nunca nos hemos visto en el pasado.
Nunca nos encontraremos en el futuro.
Esto es lo que conocemos
y esto lo que compartimos.
No tenemos otro espacio.
No tenemos otro tiempo.
No tenemos otra vida.
No tenemos otro cuerpo.
Estamos aquí.
Sólo aquí.
Aquí.