Vincenza Fava
"Pero nada es más verdadero que lo que hemos amado."
Bio
Vincenza Fava nació en Piansano en 1971 y vive en Tuscania. Sus poemas y sus novelas han sido incluidos en numerosas antologías, como Le verità nascoste (Edizioni Galleria Signorini, 2011), Con gli occhi celesti. Vent’anni di teatro indipendente. Conversazioni con Maurizio Gregorini AA.VV. (Croce Editore, Roma, 2011), L’amore è femmina (Lepisma Edizioni, Roma, 2012) Generazione ai margini (deComporre Edizioni, 2014), Sono bella ma non è colpa mia (Fusibilia, 2014), Il morso verde – Racconti dalle acque dell’invidia (Fusibilia, 2016). Ha publicado los libros de poesia Segni dell’istinto (Edizioni del Giano, Roma, 2006), La ragione nell’amore (Edizioni Cleup, Padova, 2012), Deserti di mare (Edizioni Galassia Arte, Roma, 2013), Binari storti (LietoColle, 2015), Il nome che torna (Augh!, 2016), Quaranta giorni e un minuto (Ensemble, 2022) y las novelas Un sorriso perfetto (Narcissus, 2014) y Sto per tornare a casa (Scatole Parlanti, 2021). Sus mayores interpretaciones teatrales: Medea de Euripide, Inferiorità de Italo Svevo, Qualcuno volò sul nido del cuculo, y La ragazza che non sapeva inginocchiarsi, Caro Jung, tua Sabina, estos últimos dirigidos e interpretados por ella misma.
No se olvida
la pupila dilatada
que recibe luz,
isla de archipiélago
azul como la noche,
cuando la obscuridad
llega,
y nada es más verdadero
que un sol inventado
que un hálito fresco
que levanta los cabellos
de la frente resentida,
en los pliegues de los brazos
el dolor
como un arrullo
que llega y lleva
su cruz.
Y nada es más verdadero
que el amen rozado,
balbuceado,
el veredicto de mil colores
en el polvo con el que jugamos.
No sé que sea la muerte,
se cuándo ha acontecido,
la reconozco por la ausencia,
del no regreso de halito y pulso.
La tormenta de adrenalina
sumerge las islas
de un archipiélago azul noche,
y la bestia no muerde
se alisa solo las uñas.
Pero nada es más verdadero
que lo que hemos amado.
Todo se dilata
hasta la infancia,
y la victoria
es que los quiero a todos
y ellos lo saben,
SIÉNTATE A MI LADO
Es casi invierno
así en el cielo como en la tierra,
una mujer cose sus lamentos
con los recuerdos del trigo maduro
y no reconoce mis ojos
cuando sonrío y cuando broto
como el perejil sobre el plato humeante.
Había necesidad de un río
para acercarnos, y tantas lágrimas,
la lluvia de los monzones
y un vestido de novia manchado
con el café con leche de los desayunos perdidos
entre servilletas almidonadas y peines duros
para alisar los rizos rebeldes.
Hay necesidad de un suspiro ahora
que las nubes son blancas
como tus cabellos,
reconoces mis ojos
cuando lloro y te otorgo
un Ave y un Padre.
Ven ahora
siéntate a mi lado.
he preparado la cena.
Es el pan de mañana.